Esta mañana...

Esta mañana el sol se escondía ingenuamente de mis ojos, al despertar en este lecho de apatía. La cobardía se vistió de terciopelo, con arrogancia y gallardía, comenzó de nuevo la batalla.
Una batalla por la vida y la expresión más nimia de la misma, en donde la falacia y la mentira reinan a sus anchas. Hipocresía... grita alguien tras la muchedumbre, hipocresía le respondo humilde.
Como un demiurgo que puebla y mora de tristeza, todo aquello cuanto toca, se expansiona y anexiona la pena que agnóstica merma cualquier creencia de un futuro o un presente.
Y así pasan los días, nomadista de una soledad tan profunda, que permite a los oídos escuchar la caricia tenue de Eolos sobre una brizna. Las palabras me incomodan, dadme un segundo para disfrutar de este silencio, dadme un segundo... lo notas es el momento más idílico de una mirada, cuando el mundo calla.
Hoy era un Tracio sin patria, demorada la inevitable caída de mi espada... cogí mi escudo lo clavé en la tierra y ande... abriéndome paso entre las lágrimas.

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